Más vale pájaro en mano o cómo retener a los buenos inquilinos
El miedo de toparse con un inquilino moroso o que no cuide debidamente inmueble está llevando a muchos caseros a “mimar” especialmente a sus actuales arrendatarios. Además, la
perspectiva de que abandonen la vivienda y tener que volver a pasar por el proceso de alquiler no resulta especialmente atractiva. El refranero español cobra más sentido que nunca para los
caseros: “más vale pájaro en mano que ciento volando” parece ser la máxima a aplicar actualmente.
El Gobierno apuesta por el alquiler
Con las compraventas prácticamente paralizadas, el nuevo Plan de Vivienda que ha presentado el Gobierno hace especial hincapié en el alquiler, con numerosas medidas encaminadas a
la potenciación del mercado. Según los últimos datos ofrecidos por Eurostat, el parque de viviendas en alquiler en España es de un 17%, aún lejos de la media europea, situada en un 29,3%. El
objetivo del Gobierno es acercarse todo lo posible a esa cifra.
Para alcanzar dicha meta, la nueva ley del Alquiler promueve, entre otras cosas, el pacto entre las partes: "se refuerza la libertad de pactos y se da prioridad a la voluntad de las partes. Así,
se podrá renunciar al derecho de adquisición preferente, se podrá pactar la actualización de la renta o que las mejoras que realice el inquilino se apliquen al pago de la renta".
Poder de negociación
Así pues, los inquilinos están tomando conciencia poco a poco de su poder de negociación. Àrit Roig Mulero es una joven periodista que vive de alquiler en Barcelona y hace un año pidió una rebaja
en la renta del alquiler, a lo que sus caseros accedieron. Sin embargo Àrit considera que le deben rebajar más el precio “Mi casero debería volver a replanteárselo ante mi nueva petición para
este 2013. Soy buena pagadora y eso, con los tiempos que corren, creo que debería tenerlo en cuenta”.
Para Àrit es importante que sus caseros accedan a una nueva rebaja, no en vano se está planteando cambiar de piso si no se la conceden. “Lo veo factible” señala, “pero antes tengo que encontrar
algo de las mismas características y con un precio sustancialmente inferior. Volveré a insistir y si no lo consigo, quizás toque empezar a empaquetar”.
Bajar el precio ¿sí o no?
Según el informe de precios de fotocasa.es, la renta del alquiler en España ha bajado un 29,2% desde máximos, cuando en mayo de 2007 alcanzó un precio de 10,12 euros/m2 al mes. Actualmente
el precio medio de una vivienda en alquiler es de 7,20 euros/m2 al mes, lo que indica que muchos arrendadores están ajustando los precios de sus inmuebles. No obstante muchos
inquilinos todavía consideran que su renta debería ser más baja.
Entonces, ¿merece la pena rebajar un poco más la renta mensual para retener a unos buenos inquilinos? Cada caso particular es un mundo, pero sin duda alguna el abaratamiento de la renta es la
medida más importante para conseguir retener a los arrendatarios.
Vega Perales es una vecina de Madrid que desde hace años tiene un piso alquilado en la capital y en el último año ha tenido que bajarle el precio a petición de sus inquilinos. Vega cree que
hacerlo “merece la pena generalmente” pero dependiendo del tipo de vivienda. “Si pagan bien, cuidan la vivienda y la reducción de la renta no es muy exagerada, vale la pena a cambio de asegurarse
el alquiler”.
No obstante, Vega cree que la rebaja de precio no puede ser demasiado amplia ya que “los alquileres están muy ajustados y también depende del casero, si tiene hipoteca o si depende de esos
ingresos para vivir, por ejemplo”.
Si ocurre que el arrendador ha ajustado la renta de la vivienda al máximo de sus posibilidades y no es capaz de bajarla más, también puede tomar otras medidas encaminadas a convencer a sus
inquilinos de que realmente les valora y quiere que se queden en el piso. Puede ofrecer reformas en la casa, reamueblar y actualizar electrodomésticos, llegar a un acuerdo para hacer frente a las
facturas de los suministros, etc.
Nueva ley del alquiler
Como se ha visto, una de las novedades más destacadas de la nueva ley del alquiler hace referencia a la posibilidad de hacer reformas en una vivienda de alquiler cuyo coste se descuente de la
renta mensual. Si esto se realiza bien, se trata de una situación en la que ambas partes pueden salir beneficiadas: el inquilino reforma la vivienda para que esté a su gusto y el casero consigue
una mejora en su inmueble.
Evidentemente, para llevar a cabo estas reformas y evitar posibles problemas futuros, lo ideal es que el propietario tome parte activa en la decisión de quién y cómo realizará las obras y cómo se
afrontará el pago de las mismas, que también podría realizarse de forma conjunta.
En definitiva, a la hora de “fidelizar” a los buenos inquilinos, los caseros tienen que ser más flexibles que en la época de bonanza, cuando un piso se alquilaba en cuestión de días. La duda
siempre será hasta dónde tiene que llegar esa flexibilidad.
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